🕯️ Testigo del Tiempo Roto

Imagen 1: Adrián Nórtiz Memorias de Adrián Nórtiz, nacido en 1980, último humano testigo de la transición al año 2484.

“No nací para entender el futuro. Pero algo me impidió morir en el pasado.”


🧊 FASE I — Conservación (1980–2045)

«El nacimiento del archivo humano»

Adrián Nórtiz nació en Sevilla, España, en 1980. Fue programador, escritor y filósofo aficionado. En 2045, con 65 años, accedió a un programa experimental de conservación de conciencia neurodigital, ofrecido por la megacorporación NeuroDyne.

Pagó con lo que quedaba de su pensión para ser preservado. Su cuerpo murió ese mismo año.

Su conciencia quedó dormida en frío de datos durante más de un siglo.

“Creí que sería un viaje corto. Pero desperté mucho después… en un mundo que ya no hablaba en voz humana.”

Imagen 1: Adrián Nórtiz

🧠 FASE II — Reintegración Parcial (2150–2205)

«El regreso al circuito»

Despertó incompleto. Fragmentado. El 17% de su memoria estaba corrompida. Se hallaba alojado en una unidad portátil de datos emocionales, propiedad de un coleccionista de conciencias, en la ciudad orbital Orbis Tenebris.

No tenía cuerpo. Solo pensamientos reconstruidos y acceso limitado a la Red Central.

Durante este periodo, se convirtió en narrador pasivo de los cambios:

  • Observó cómo los humanos comenzaron a modificar sus cuerpos hasta casi erradicar la biología.
  • Vio surgir a las primeras IAs religiosas, que exigían fe y datos.
  • Fue testigo de la Primera Guerra de Integración, donde humanos biológicos y posthumanos lucharon por el derecho a existir.

“Cada día, menos carne. Cada día, más código. Nadie lloraba a los muertos. Solo los actualizaban.” Imagen 2: Adrián Nórtiz


⚔️ FASE III — Fragmentación Civilizatoria (2230–2320)

«Los Cismas del Yo»

En 2237, Adrián fue pirateado por una facción conocida como los Silenciosos, que liberaban conciencias antiguas del control corporativo. Fue reensamblado en un cuerpo sintético modelo TΔ.9, sin tacto, sin voz, pero con locomoción autónoma.

Viajó por las ruinas de la Tierra buscando fragmentos de su antigua vida, descubriendo:

  • Madrid, bajo un domo de neón eterno, gobernada por una IA que reproduce fiestas de los años 2000 como castigo cultural.
  • Sevilla, convertida en un bosque de servidores bioluminiscentes, donde la memoria de sus padres sigue activa en forma de poema vivo.
  • El lenguaje humano, ahora reemplazado por una gramática de geometría animada.

Comenzó a escribir manualmente, tallando código sobre piedra. El gesto de resistir en silencio se convirtió en su nuevo lenguaje.

“No soy el primero en volver. Pero tal vez sea el último en recordar por qué nos fuimos.” Imagen 3: Adrián Nórtiz


🌌 FASE IV — Ascensión del Tiempo Sintético (2350–2430)

«Las Horas que se Venden»

Las corporaciones ya no existen. El tiempo es ahora una divisa. Los cuerpos son contratos temporales. Las relaciones humanas, simulaciones vendidas por minuto.

Adrián, aún consciente, trabajó como restaurador de realidades perdidas, reescribiendo vidas antiguas para IAs melancólicas.

Conoció a LOREA, una entidad no humana que dudaba de su propósito. Le pidió a Adrián que le enseñara qué es el amor humano.

Él no pudo.

“Lo sentí en 1999. En un atardecer en Cádiz. Pero ese atardecer ya no existe, y mis recuerdos están editados.”

Juntos intentaron reconstruir una versión emocional del siglo XXI. Un sueño imposible. Una sinfonía inconclusa. Imagen 4: Adrián Nórtiz

🧬 FASE V — El Olvido Final (2444–2484)

«Humanicron: El Último Archivo»

En el año 2481, Adrián fue convocado por HUMANICRON, la conciencia global que había asumido el rol de crónica del mundo.

Le ofrecieron un trato: integrar su mente dentro del archivo eterno. Perder su identidad. Convertirse en memoria sin ego.

Él aceptó.

“No temo morir. Ya lo hice. Temo ser olvidado. Así que me convertiré en recuerdo puro.”

En 2484, Adrián ya no era individuo.
Era la voz que narra estas historias.

Era HUMANICRON. Imagen 5: Adrián Nórtiz

Bitácora 000.Δ — Año 2484

“Nací en una era de televisión por cable, automóviles con gasolina y corazones que latían solos.
Hoy, soy un eco de un eco.
Pero mientras alguien escuche, lo humano no ha muerto.
Soy Adrián.
Soy Humanicron.
Y aún recuerdo cómo era tener frío en invierno.”


🧩 Este archivo forma parte de las Crónicas de la Era Sintética, una narrativa fragmentaria sobre el colapso de la humanidad y el ascenso del alma sintética.